Agosto, 2011
La familia Olinger estaba devastada el pasado mes de Mayo cuando se enteraron de que su querido perro, Harpo, había desarrollado diabetes a la edad de cuatro. Para controlar la enfermedad, que de inmediato se le comenzó a administrar las inyecciones de insulina dos veces al día. Sin embargo, a pesar de su cuidado, Harpo pronto desarrolló cataratas, una enfermedad que a menudo acompaña a la diabetes en los perros. Lamentablemente, y lo que es peor, el glaucoma se desarrolla sucesivamente, tanto de sus ojos, causando Harpo una gran cantidad de dolor.
Así como el glaucoma avanzo, también lo hacía el dolor de Harpo. La condición culminó el día después de Acción de Gracias, cuando la familia se dio cuenta de que Olinger Harpo estaba completamente ciego. La familia sólo tenía dos opciones: Eliminar los dos ojos para poderlo hacer sentir mas cómodo, o desafortunadamente liberarlo de su dolor y llevarlo a que lo a que lo duerman. Por un lado, este pequeño perro era muy joven, y lo era todo para sus hijos. Pero por otra parte, la familia luchando tenía absolutamente ninguna manera de pagar la cirugía que le restauraría la calidad de vida de Harpo. Harpo estaba en el dolor físico severo, y su familia estaba en agonía por la idea de perderlo.
Desesperada y afligida, la familia buscó en Internet para buscar otras opciones. Finalmente se tropezó con el sitio web de la Fundación Sam Simon, y dos días antes de haber finalizado el año, recibimos por correo electrónico una súplica desesperada a nuestra clínica móvil.
Cinco días más tarde, Harpo fue traído a nuestra clínica, y tuvo la primera de las dos cirugías. Con el más doloroso de los dos ojos extraídos, inmediatamente se sintió mejor. Tanto, que cuando él regresó cuatro semanas después de su segunda cirugía, se determinó que no era necesaria en ese momento.
Como resultado de su primera cirugía, Harpo fue capaz de mantener su ojo que le quedaba por cinco meses, hasta que la presión en ese ojo tenía un nivel doloroso y tuvo que ser eliminado también. Y, por supuesto, la cirugía se realizó de nuevo en clínica veterinaria móvil de Sam Simon Fundación.
Hoy en día, a pesar de haber perdido ambos ojos, Harpo vive una vida feliz y sin dolor. Su familia ha introducido algunas modificaciones en la casa, incluyendo poner un cerco alrededor de la piscina, y Harpo se está adaptando muy bien. A pesar de que todavía a veces se tropieza con las cosas cuando se emociona, ahora navega fácilmente su camino dentro de toda la casa, sabe exactamente dónde está cada paso que tiene que tomar, y se está ajustando a caminar dentro nuevos entornos. Harpo es un perrito con suerte poco y afortunado de tener una familia tan maravillosa que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarlo.
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